Por Erick Alvarez
Los años de 1925 y 1926, la arquitectura de los Estados Unidos atraviesa por un periodo de transición y se dejan a un lado los modelos clasicistas para montarse de lleno a los movimientos vanguardistas traídos de Europa. El Concurso para la sede del Chicago Tribune de 1923, el movimiento del Bauhaus alemán, y la famosa Exposición Internacional de las Artes Decorativas, celebrada en París en 1925, ejercen una notable influencia en la nueva generación de arquitectos y diseñadores americanos que comienzan a experimentar con los nuevos estilos y mezclando este nuevo lenguaje arquitectónico con los movimientos artísticos en boga como el cubismo, el dadaísmo y el expresionismo alemán, por ejemplo, surgen nuevos edificios y rascacielos que comienzan a darle un aspecto realmente moderno a las ciudades.
Nueva York no estaba exento de estas novedades. Las nueva era comenzó a influenciar la arquitectura de la ciudad inmediatamente después del concurso para la sede del Tribune de 1923, pero en los años siguientes se benefició con las ventajas que ofrecía la ley de Zonificación de 1916 y los bosquejos de rascacielos propuestos por Hugh Ferris, y el boom de la construcción de esa época, consecuencia de la prosperidad económica que vivía la ciudad y el resto de los Estados Unidos después de la Primera Guerra Mundial. Y así, entre ese contexto surge el edificio del American Radiator Building, de Raymond Hood, en 1924, un rascacielos neogótico que muestra ya elementos cubistas en su diseño. El naciente Art Decó ý los movimientos de vanguardia empezaron a invadir la imaginación de los arquitectos, quieren vieron en la arquitectura maya y azteca modelos perfectos para el diseño de los nuevos rascacielos.
Así tenemos en los años de 1925 y 1926 que los rascacielos Nueva York superaban la etapa del Beaux-Arts para entrar de lleno a la modernidad del Art Decó. Esta transición la vemos en dos rascacielos que representan el final de una época y el inicio de una nueva era: el Ritz Tower, por un lado y el Paramount Building, representando los nuevos tiempos.