Por: Erick Álvarez
Para 1948 era evidente que comenzaba una nueva etapa en el proceso evolutivo del skyline de Nueva York, como siempre, enfocado principalmente en Manhattan, donde la oferta existente de espacios de oficinas era escasa mientras la demanda de más edificios para los la gran cantidad de jóvenes -ex-soldados y marinos que regresaron de una guerra y recién se graduaban de las universidades para ingresar al mercado laboral como oficinistas y ejecutivos- crecía cada vez más y más. En este contexto era evidente que empezaba un nuevo boom inmobiliario con la construcción de una cantidad cada vez mayor de nuevos rascacielos.