Por: Erick Alvarez
Antes de continuar -más bien reanudar- este viaje en el tiempo, tengo que disculparme con mis lectores, pues es la primera vez que actualizo este blog en poco menos de dos años. En estos momentos estoy preparando una investigación sobre para mis estudios de maestría en Ciencias de la Comunicación, en la Ciudad de México, por lo que me exige estar tiempo completo trabajando. Sin embargo, la investigación es una visión semiótica de Manhattan.
Sin embargo, retomamos el vuelo hacia el Manhattan de la década de 1950 y ahora nos transportamos a 1953, donde prácticamente seguimos viendo un perfil de rascacielos congelado en el tiempo, dominado por las espigadas torres Art Decó de las décadas de 1920 y 1930, y en donde vemos una tímida irrupción de la Modernidad arquitectónica en forma de pequeños rascacielos escalonados, interpretaciones minimalistas de viejos modelos estéticos de veinte años atrás (rascacielos escalonados con fachadas de bandas horizontales), todos ellos apenas mayores de los veinte niveles, y hasta el momento, los únicos edificios notables de esta Modernidad de mediados de siglo son cinco rascacielos que rebasan los 100 metros de altura: los edificios 100 Park Avenue (1949), 1407 Broadway (1950), Chrysler Building East (1952); Lever House (1952) y el más alto de su tiempo: el paralelepípedo acristalado de 39 pisos del Secretariado de las Naciones Unidas (1950) que junto a los edificios futuristas que le rodean -del que destaca la Asamblea General, formando el conjunto sede de las Naciones Unidas, son los únicos indicios de que la Modernidad de mediados del siglo XX estaba ya presente en el paisaje urbano.