Foto: Rockefeller Center, Inc. De: Alan Balfour, "Rockefeller Center. Architecture as Theater" (New York. McGraw-Hill. 1978). |
Por: Erick Álvarez.
La historia de la construcción del Rockefeller Center está teñida de romanticismo, pues es una historia que nos lleva en el tiempo a través de casi cincuenta años, empezando desde la propuesta para construir la nueva sede de la Metropolitan Opera House, hasta la conclusión del último edificio de la segunda etapa, el Celanesse Building, a comienzos de los años setenta. Su historia es una novela del mundo de los negocios, donde encontramos mañas y decepciones, así como el trabajo casi heroico de miles de trabajadores que construyeron el primer conjunto de rascacielos diseñado para funcionar como una ciudad dentro de otra, y como toda novela tenemos al protagonista principal: John D. Rockefeller, Jr.
Historia de una parcela
El Rockefeller Center original se ubica en una parcela delimitada por las avenidas Sexta y Quinta, al oeste y este respectivamente y esta parcela, como en el caso del Empire State Building, también tiene su historia. Hasta el final del siglo XVIII, el terreno estaba fraccionado en numerosas granjas y campos de cultivo que funcionaron como tales hasta que a comienzos del siglo XIX el Dr. Hosack construyó el Jardín Botánico Elgin, un lugar donde numerosas especies de plantas y flores locales y foráneas eran cultivadas y estudiadas para la investigación y la búsqueda de nuevas especies. Era un verdadero vergel en donde curiosos y amantes de la botánica encontraban un verdadero santuario. En 1810 el Jardín Botánico Elgin fue vendido a la ciudad de Nueva York, quien en 1814 donó los terrenos a la Universidad de Columbia a condición de que se construyera una nueva sede para la casa de estudios en un plazo no mayor a doce años.
Al comenzar el siglo XX, la parcela se encontraba en el corazón del lujoso distrito residencial de Midtown Manhattan, que para principios de los años veinte comenzaba a transformarse en un activo centro comercial. Compuesta por alrededor de 200 edificios residenciales, la parcela se encontraba delimitada al este, por la Quinta Avenida y la Catedral de San Patricio, así como numerosos comercios minoristas y boutiques; por el oeste, la Sexta Avenida y las vías del Ferrocarril Elevado que circulaba por encima de ésta, con edificios que alojaban locales pequeños destinados a librerías, tabernas y merenderos; en el sur, por la Calle 48, donde hacia el sur ya comenzaban a levantarse los primeros edificios de oficinas de altura (algunos hasta de 20 pisos); y en el norte por la Calle 51 donde se encontraba la lujosa zona residencial que se extendía hasta Central Park. Para mediados de la década de 1920, la Universidad de Columbia recibía anualmente un total de $300,000 dólares de aquellos años por concepto de rentas de los edificios dentro de su parcela.
El primer proyecto que se tiene registro para la parcela de la Universidad de Columbia, es el de la nueva sede para la Metropolitan Opera House. En 1926, la Metropolitan Opera House hizo pública sus intenciones de abandonar su antigua sede en Broadway y la Calle 39, y construir su nueva sede en la parcela de la Octava Avenida y las calles 56 y 57, en donde los arquitectos Joseph Urban y Benjamin Wistar Morris, presentaron varios prototipos en donde destacaba un enorme teatro de líneas ecléticas rodeado por edificios entre 15 y 30 pisos, así como tiendas.
Sin embargo, en enero de 1928, la Opera House escogió los terrenos de Columbia del centro de Manhattan para su nueva sede y conservó al arquitecto Benjamin Wistar Morris para el diseño del nuevo centro cultural. El Proyecto de Wistar Morris estaba inspirado en el Grand Central Terminal y su propuesta incluía una plaza que ya envolvía al visitante a una atmósfera refinada de cultura que antecedía a la entrada a la ópera e incluía edificios de oficinas, comercios, jardines y terrazas, así como facilidades de estacionamientos y pasos peatonales.
Para el financiamiento de la obra, la Metropolitan Opera House buscó el apoyo de algunos hombres de negocios, y encontraron en la figura de John, D. Rockefeller, Jr., (hijo de John D. Rockefeller) el mecenas que finalmente dio el dinero para el financiamiento del proyecto. Rockefeller, Jr. –quien es el fundador del Rockefeller Institute, una de las entidades filantrópicas más grandes de Estados Unidos– era famoso por financiar numerosos proyectos artísticos y culturales y vio en el proyecto de Morris la gran oportunidad de desarrollar el gran negocio en bienes raíces que tanto soñaba y decidió firmemente en tomar el control del proyecto de la Opera House.
En agosto de 1928, Rockefeller llegó a un acuerdo con la Universidad de Columbia donde él obtenía la propiedad de la parcela de Midtown Manhattan a cambio de pagar a la universidad una renta anual de 3.8 millones de dólares por un periodo de veinticuatro años, una cifra muy superior de lo que Columbia obtenía anualmente de la renta de sus parcelas. El nuevo conjunto sería bautizado como Metropolitan Square.
De Metropolitan Square a Radio City.
Diversos cambios fueron ocurriendo en el proyecto de Morris desde que John D. Rockefeller, Jr. tomó el control del conjunto. Rockefeller buscó a otros arquitectos, incluso a Cass Gilbert para el rediseño de los edificios del conjunto, pero finalmente contrató al equipo formado por los arquitectos Harvey W. Corbett, Todd Robertson y Wallace Harrison (yerno de Rockefeller), quienes hicieron múltiples modificaciones en el diseño de los edificios: el edificio más alto que se alzaría sobre la Quinta Avenida fue remplazado por dos edificios de menor altura, y la fachada eclética del edificio de la Metropolitan Opera House fue remplazada por otra de estilo Art Decó. El proyecto fue presentado en el verano de 1929. En octubre de ese mismo año fueron contratados los arquitectos L. Andrew Reinhard y Henry Hofmeister, dejando a Benjamin W. Morris, Harvey Wiley Corbett y Raymond Hood como arquitectos consultores.
Sin embargo, como consecuencia del desplome del mercado de valores, a finales de octubre de 1929, la Metropolitan Opera House decide abandonar su proyecto por falta de fondos propios. Este hecho determinó el rumbo final que tomó el proyecto, obligando a los arquitectos a revisar los planos y hacer nuevos cambios sustanciales en el diseño de los edificios. Cuando el nuevo prototipo para el Metropolitan Square, llamado “Plan G-3” fue presentado al público en enero de 1930, el edificio central para el Metropolitan Opera House había sido remplazado por un alargado edificio de oficinas que podría tener 50 o más pisos, aplicando la normativas de construcción vigente.
Para febrero de 1930, Rockefeller empezó la tarea de buscar inquilinos potenciales para el nuevo “Plan G-3” de la Metropolitan Square, y realizó negociaciones con empresas como la General Electric, la Radio Corporation of America (R.C.A.) y sus principales filiales, la National Broadcasting Company (N.B.C.) y la Radio-Keith-Orpheum (R.K.O.).
Al mismo tiempo, la firma de arquitectos, Reinhard & Hofmeister elaboró una nueva versión del proyecto de Todd, con el objetivo de atraer al potencial inquilino principal al mayor de los edificios del conjunto: Un edificio de oficinas de 50 pisos ubicado en el centro del conjunto, en cuyos pies se extendería una plaza. Las tiendas departamentales flanquean al nuevo edificio y calles privadas brindaban a los locales comerciales de mayores oportunidades de exposición. Cuatro edificios de treinta pisos, serían localizados en las manzanas norte y sur del nuevo conjunto, dos de ellos flanqueando la plaza, los otros dos se ubicarían sobre la Sexta Avenida. Un edificio de nueve pisos miraría hacia la Catedral de San Patricio y dos edificios gemelos de nueve pisos flanquearían el acceso peatonal.
Mientras los planos de los edificios para Metropolitan Square tomaban forma, las negociaciones entre Rockefeller y las empresas emisoras de radio y sus derivados continuaban. Owen Young, el presidente de la General Electric y amigo personal de Rockefeller, desarrolló el concepto de un centro de entretenimiento que tendría teatro de ópera, salas de cine, teatros y una sala de conciertos, así como un nuevo conjunto de estudios y estaciones de transmisión de radio para la N.B.C. Aunque el proyecto de Young traía la posibilidad de retomar el concepto original de la Metropolitan Opera House, finalmente, acabó adaptándose a los intereses de los dueños de la floreciente industria de la radio y del naciente cine sonoro, atrayendo más posibilidades de ser económicamente más rentable para Rockefeller que un proyecto con fines culturales y educativos.
El acuerdo final se firmó el 4 de junio de 1930 y se determinó que el mayor de los edificios del conjunto sería destinado para la R.C.A, y uno de los rascacielos de menor altura para la R.K.O., y se acordó también la construcción de cuatro nuevos teatros. En total, se planificó un total de 1.5 millones de pies cuadrados de superficie de espacio rentable. Los teatros remplazarían a los almacenes propuestos en el “Plan G-3”.
Finalmente el conjunto fue rebautizado con el nombre de Radio City, porque R.C.A., R.K.O. y la NBC se convirtieron en los inquilinos principales del nuevo conjunto. Otras compañías empezaron a mostrar sus intenciones de ocupar espacios en Radio City, entre ellos, el Chase National Bank, propiedad de Rockefeller. El proyecto finalmente tendría unos 550 mil pies cuadrados de terreno que equivaldría a construir diez edificios del tamaño del Graybar Building o 13 torres como el Chrysler Building. Omitiendo las tiendas y los teatros, los espacios de oficinas tendrían el equivalente de cubrir las áreas de oficinas concentrados en el Empire State Building y el Bank of Manhattan (40 Wall Street) Building juntos.
Para los últimos meses de 1930 y los primeros meses de 1931 John D. Rockefeller, Jr. había asumido el control total del proyecto de Radio City mientras que los planos de los edificios de Radio City experimentaban múltiples transformaciones. Se ha formado el equipo definitivo de arquitectos que se le ha bautizado como “The Associated Architects”, encabezados principalmente por Raymond Hood y Wallace K. Harrison. Hood y Harrison modificaron una vez más el diseño de los edificios de Radio City, los cuales adoptaron el estilo escalonado y la sucesión de barras verticales de piedra caliza y cristal en estilo Art Decó, tomado de las líneas empleadas en la fachada del Daily News Building de Hood. El diseño contemplaba sustituir los edificios gemelos que flanqueaban el paso peatonal entre la Quinta Avenida y la plaza con un edifico de 20 pisos de planta ovalada. El R.C.A. Building, el mayor de los edificios del conjunto fue sometido a rediseño adoptando su forma escalonada, tal como lo conocemos, y aumentando su altura a 70 pisos y 260 metros de altura.
Finalmente, a principios de 1931 el proyecto Radio City fue rebautizado con su nombre definitivo: “Rockefeller Center”, y el 5 de marzo de 1931 el plan del Center fue presentado al público y a la prensa. Para octubre de ese mismo año se desechó el plan del edificio ovalado (después de una campaña de desprestigio de la prensa que comparaba al singular edificio con un pipa de petróleo) y retomó el plan de los edificios gemelos, los dos ya destinados para el Imperio Británico y la representación de Francia.
Mientras tanto, en la primavera de 1931 comenzaron los trabajos de demolición de los edificios de la parcela propiedad de Columbia para comenzar los trabajos de construcción de los primeros edificios del Rockefeller Center, pero ese será tema de la segunda parte de este especial.
Bibliografía:
Balfour, Alan. Rockefeller Center. Architecture as theater. New York. McGraw-Hill. 1978. Pags. 27 y 44.
Karp, Walter. The Center. A history and guide to Rockefeller Center. New York. American Heritage Publishing Company. 1982. Pag. 14.
Reynolds, Donald Martin. The architecture of New York City. History and views of important structures, sites and symbols. New York. Macmillan Publishing company. 1984. Pag. 250.
Stern, Robert A. M., Gilmartin, Gregory, Mellins, Thomas. New York 1930. Architecture and Urbanism Between the Two World Wars. New York. Rizzoli. 1987. Pags. 628-629 y 638-39.
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