domingo, 13 de septiembre de 2015

1931: EL EMPIRE STATE BUILDING EL ÍCONO (CUARTA Y ÚLTIMA PARTE).

Foto: Empire State Building. De: "Guía de Turismo y Compras en Nueva York". Nueva York, American International Advertising, 
Corp. 1951. 


Por: Erick Álvarez.


Alfred E. Smith y sus nietos abriendo las puertas del Empire State
Buillding. 1o de Mayo de 1931. Foto: Bettmann/Corbis. De: Gretchen 
G. Bank. "Master Buildier, SKYSCRAPERS" (San Diego, Thunder 
Bay Press, 2008).
Con gran pompa la mañana del 1º de mayo de 1931 los dos nietos de Alfred E. Smith cortaron los listones para oficialmente abrir las puertas del Empire State Building. El rascacielos fue solemnemente inaugurado por el ex-gobernador y presidente de la empresa, Alfred E. Smith, el alcalde de la ciudad, Jimmy Walker (quien en ese momento era investigado por corrupción), y el entonces gobernador del estado Franklin Delano Rossevelt. En la noche noche, desde la Casa Blanca, en Washington, el presidente Herbert Hoover apretó un botón que mandó la orden hasta Nueva York, y el Empire State Building se iluminó por primera vez. Al día siguiente, las puertas de los observatorios fueron abiertas al público en general. Tan sólo el primer mes 84,000 personas visitaron el edificio. 


Durante los primeros años era evidente la falta de 
inquilinos en el Empire State Building, y en las noches, 
los pisos vacantes eran completamente iluminados, como 
se muestra en esta imagen de 1932 tomada desde el 
Continental Building. Foto: Samuel H. Gottscho. De: 
Donald Albrecht. "The Mithic City. Photographs of New 
York by Samuel H. Gottscho, 1925-1940". New York. 
Museum of the City of New York-Princeton 
Architectural Press. 2005.
El Empty State Building

Durante los primeros años de existencia, el Empire State Building tuvo numerosas dificultades para encontrar inquilinos, dada la penosa situación en que se encontraba el mercado inmobiliario, un sector fuertemente golpeado por la Gran Depresión de 1929.  La falta de inquilinos traía como consecuencia que casi la totalidad de las oficinas del rascacielos se encontraran vacantes. Al finalizar 1931 sólo se había ocupado el 46 por ciento del total de las oficinas del edificio, y el imaginario neoyorquino, los críticos y la prensa sensacionalista lo apodaron The "Empty" (Vacío) State Building.

Esta escasez de demanda de inquilinos propició que el rascacielos tuviera problemas para pagar sus impuestos, y el valor del edificio bajó notablemente durante sus primeros años. Para fortuna del rascacielos, el pago de los impuestos quedaba cubierto por la única fuente de ganancias que tenía el Empire State en ese entonces: los pisos de observación. Sólo durante el primer año de operaciones, los observatorios Empire State Building generaron ganancias por un poco más de un millón de dólares.

No fue sino hasta el final de la Segunda Guerra Mundial que finalmente comenzaron a llegar los inquilinos a grandes cantidades, y para 1950 casi la totalidad de las oficinas estaban ocupadas.


El Empire State Building en mayo de 1931. Vista
desde el edificio Metropolitan Life. Foto: The 
Empire State Building, Inc. De: "Album of American 
History. Vol. 5. 1917-1953" New York. Charles 
Scribner's Sons. 1960.
Alarde de la ingeniería

La construcción del Empire State Building duró aproximadamente un año y veinte días, desde la colocación de las primeras columnas de acero hasta la inauguración, o sea, siete meses antes del límite de tiempo prefijado, y el costo de su construcción fue de 40,948,900 dólares, una cifra menor al presupuesto fijado de 50 millones de dólares. Esto se logró gracias a un excelente trabajo de organización laboral y logística que permitió entregar los materiales y alcanzar la media de construir un piso por jornada, en una semana laboral de cinco días, tiempo récord que alcanzó a mediados de 1930 y que durante muchas décadas no fue superado.

Tal alarde en la ingeniería fue posible gracias los siguientes factores:

El cuidadoso estudio de la organización de la obra y los suministros, que permitieron a la firma Shreve, Lamb & Harmon crear una técnica logística para la distribución de los materiales al lugar de la obra sin necesitar cerrar el tráfico en la calle.

La tecnología desarrollada por los arquitectos americanos en cuanto a la construcción en acero que permitió diseñar piezas de acero fáciles de ensamblar, reduciendo el tiempo de montaje, haciendo del Empire State Building un pionero de la construcción utilizando métodos prefabricados.

Las piezas de acero con la forma requerida se fabricaban en factorías en Pittsburgh y una vez hechas se llevaban a almacenes, en donde aún calientes, se cargaban en trenes y camiones y llegaban en pocas horas a la Calle 34. Una vez ahí mediante grúas apoyadas en la misma estructura del rascacielos eran trasladadas a su correspondiente lugar. Marcas de tiza con una serie de códigos se colocaban en cada una de las piezas de acero para indicar la posición que ocuparían en la estructura. 


Detalle de los retranqueos en la parte inferior del
Empire State Building. 1931. Foto: New York 
Historical Society. De: Eric P. Nash. “Manhattan 
Skyscrapers”. New York. Princeton Architectural 
Press. 1999.
Para la fachada, las piezas de piedra caliza se cortaban en las canteras de Indiana, en donde se les daba la forma deseada y rápidamente eran trasladadas al sitio de construcción en Manhattan para ser montadas. Los elementos de aluminio y piedra de las ventanas llegaban al sitio de construcción ya terminadas para simplemente ser montadas en su lugar.

Todo el proceso de prefabricación fue fundamental para reducir el tiempo de construcción y permitió entregar la obra antes del tiempo previsto.

Los datos estadísticos del Empire State Building también son impresionantes: Se emplearon 57,000 toneladas de acero, lo suficiente como para construir un ferrocarril de doble vía de Nueva York a Baltimore o casi tres veces más del acero que se usó para la construcción del Chrysler Building. Se instalaron 5,600 kilómetros de cables telefónicos y telegráficos para el servicio de 18,000 teléfonos, cerca de 5,700 metros cúbicos de piedra colocada por alrededor de 3,500 trabajadores de las que durante la construcción murieron sólo seis personas en distintos accidentes. Se instalaron 73 ascensores, 113 kilómetros de tuberías y 760 kilómetros de cable eléctrico para satisfacer las necesidades de más de 21 mil trabajadores que diariamente laboran en sus oficinas.


Vista aérea del Empire State Building y sus alrededores hacia el noreste, hacia mayo de 1931. Foto: Fairchild Aerial Surveys. De:
Encyclopaedia Britannica. Vol. 16, Mushr to Ozon. Chicago, Britannica, Inc. 1947.


El Rascacielos.

El resultado se aprecia a la vista: una maravilla arquitectónica, referente en la construcción de rascacielos en otras latitudes del mundo. La belleza estética del Empire State Building comienza con el lobby, en la planta baja. Diseñado por Shreve, Lamb & Harmon el lobby es una obra de arte en donde se emplearon materiales, principalmente mármoles europeos y granito, y está hermosamente decorado con paneles en acero inoxidable en donde se muestran los avances de la ingeniería y la mecánica, así como las siete maravillas del mundo.


El "lobby" del Empire State Building, en el momento de su
apertura en mayo de 1931. Cuenta con una rica decoración
Art Decó. Foto: Lincoln. De: Stern, Robert A.M. Gilmartin, 
Gregory. Mellins, Tomás. "New York 1930. Architecture 
and Urbanism between the Two World Wars" Nueva York. 
Rizzoli. 1987.
Pero el gran panel central se muestra con una alegoría Art Decó del Estado de Nueva York, el llamado Empire State: El edificio irradia en su cúspide, en forma radial, hermosos rayos que se dirigen a todos los puntos cardinales sobre el mapa del estado de Nueva York, simbolizando el gran poderío que tiene esta entidad, cuya economía dirige los destinos de todos los habitantes de Estados Unidos, y su hegemonía a todo el mundo en la primera mitad del siglo XX.

En el techo del lobby destaca un hermoso mural elaborado para rendir tributo a las oportunidades y al sentimiento propio de la Era de las Máquinas. Elaborado con láminas de aluminio y oro de 23 kilates, el mural del techo representa rayos solares y motivos astrológicos en el que destacan estrellas, planetas y constelaciones, los cuáles, en el contexto industrial, están representados en forma de engranajes. Durante la restauración realizada a principios de la década de los sesenta, el techo se pintó y se cubrió con un cielo raso de diseño moderno compuesto de paneles de acrílico que permitieron la instalación de lámparas fluorescentes, provocando el deterioro del techo original. Afortunadamente, durante los trabajos de restauración del rascacielos, que comenzaron en el 2007 y continúan hasta la fecha, el mural del techo fue hermosamente restaurado por un equipo de expertos que utilizaron fotografías antiguas, y emplearon la moderna tecnología del diseño gráfico para reproducir las láminas originales que fueron instaladas de nuevo en el techo y se le devolvió su esplendor Art Decó original.


Vertiginosa vista de la fachada de la torre. 1931. Foto:
Anónimo. Fuente: Desconocida.
En el exterior del edificio a partir de la base principal de cinco pisos, el edificio comienza a estrecharse en escalones, y a partir del piso 30 comienza la parte de la torre que se eleva varios centenares de metros hacia el cielo, con una sucesión continúa de ventanas que se interrumpe con dos estrechamientos más: de los pisos 72 al 79, y del 80 al 86. Al llegar al piso 86 se encuentra la terraza principal, a 320 metros de altura, que permite una visibilidad de alrededor de 60 kilómetros, y además hay una plataforma cerrada climatizada que ofrece todo tipo de servicios, desde la venta de todo tipo de mercancía y snacks.

A partir del piso 86 se van sucediendo una serie de plataformas escalonadas y finalmente surge la torre de amarre para dirigibles, en cuya cúspide se encuentra la plataforma de observación del piso 102, en donde la visibilidad alcanza hasta 120 kilómetros a la redonda. El mástil fue ideada por John Raskob originalmente como una plataforma de descenso de pasajeros para los dirigibles que arribaban a Nueva York, pero resultó inservible dada las raras condiciones climatológicas derivadas de la altura del rascacielos: El 30 de septiembre de 1931 el dirigible Columbia con una carga de correo intentó anclar en el mástil, más los fuertes vientos impidieron la hazaña. Pero a pesar de este fracaso, realmente el mástil tuvo como objeto aumentar la altura del Empire State, convirtiéndolo en el edificio de oficinas más alto del mundo, récord que mantuvo durante cuarenta años. Finalmente en 1951 el mástil obtuvo una adecuada utilidad al servir de soporte para la gigantesca antena de acero de 68 metros que lo convirtió en una de los más importantes centros de telecomunicaciones de la ciudad de Nueva York.


El mástil de amarre para dirigibles que corona al Empire State Building. Foto: New York Historic Society. De: Eric P. Nash. “Manhattan
 Skyscrapers”. New York. Princeton Architectural Press. 1999.


King Kong

El Empire State Building entró en la escena de la cultura popular a principios de 1933, cuando se estrenó la cintra King Kong, producida y dirigida por Merian C. Cooper y Ernest B. Schoedsack, protagonizada por Fray Wray, Bruce Cabot y Robert Armstrong. El clímax de la cinta se centra en el famoso gorila trepando hacia la cima del Empire State Building llevando a la protagonista en uno de sus manos, y en el enfrentamiento final entre el gorila y los aeroplanos de combate en la cima del rascacielos. Gracias a la cinta la popularidad del Empire State se incrementó y se convirtió en un ícono de la cultura pop del siglo XX. Posteriormente aparecerá como pieza principal en más de 250 películas y series de televisión.


El Empire State Building tuvo un papel principal como el climax de la trama de la cinta King Kong en 1933. Foto: Arts/New York Public
 Library. De: Stern, Robert A.M. Gilmartin, Gregory. Mellins, Tomás. "New York 1930. Architecture and Urbanism between the Two 
World Wars". Nueva York. Rizzoli. 1987.


El Empire State, la musa

El Empire State Building ha sido musa para pintores de la talla de Stuart Davies, por ejemplo quien en su obra New York Mural de 1932, plasma al Empire State Building como eje central de toda una composición de elementos representativos de la ciudad representados en un collage cubista, entre los que destacan un neumático, una estación de gas, algunos rascacielos y el sombrero tipo bombín que representa a Alfred E. Smith. En los años sesenta, el artista pop Andy Warhol filmó en Súper 8 al Empire State Building durante 24 horas en un proyecto de arte conceptual que retrata los diferentes juegos de luces que se proyectan en el rascacielos a lo largo del día y que el mismo rascacielos proyecta al anochecer. 

A mediados de los años setenta la artista plástica Madelon Vriesendorp, plasma en su pintura, Delito en Flagrancia pone al Empire State Building como protagonista de un escándalo de infidelidad extramarital con el Chrysler Building, mientras son captados por la “esposa” del Empire State: el RCA Building. La obra contiene muchos elementos simbólicos que representan puntos distintivos de la ciudad de Nueva York, como la antorcha de la Estatua de la Libertad, y el mapa reticular del centro de la isla de Manhattan que sirve de tapete. Esta pintura será utilizada como portada de un libro sobre la arquitectura neoyorquina titulado Delirious New York, del historiador del arte Rem Koolhaas (1978).


Una potente lámpara ilumina la parte superior del Empire State
Building la noche del 4 de mayo de 1931, tres días después
de la inauguración del edificio. Foto: New York Daily News. 
De: Shawn O'Sullivab, Pete Hamill. "New York Exposed: 
Photographs from the Daily News". New York, Harry N. 
Abrams, 2001.
En el mundo literario, quizás la más hermosa prosa que se le ha dedicado al Empire State Building proviene de la pluma de Francis Scott Fitzgerald, quien en 1931 expresó en el papel sus sentimientos al ver el Empire State por primera vez, y que se encuentra en su ensayo Mi Ciudad Perdida, escrita en el periodo de 1920 a 1940:

“Desde las ruinas, solitario y misterioso como la Esfinge, se erguía el Empire State Building, y, tal como antes solía subir a la Terraza del Plaza para despedirme de la hermosa ciudad, que se extendía tan lejos como alcanza el ojo, subí ahora a la terraza de la última y la más magnífica de las torres. Entonces comprendí; todo se hizo claro: había descubierto el error soberano de la ciudad, su caja de Pandora. Lleno de jactancioso orgullo, el neoyorquino había subido hasta aquí y visto con espanto lo que jamás sospechara: que la ciudad no era esa interminable sucesión de desfiladeros que él había supuesto, sino que tenía límites.; desde la más alta de las estructuras vio por primera vez que se desvanecía en el campo por todos sus lados, en una extensión infinita de verde y azul. Y con la espantosa revelación de que Nueva York era después de todo una ciudad y no un universo, el reluciente edificio que había surgido en su imaginación se vino entero al suelo y se hizo añicos. Ese fue el temerario regalo que Alfred W. Smith hizo a los ciudadanos de Nueva York” (Fitzgerald, 1931. En Burns, 1999. Pág. 386).


Midtown Manhattan hacia el norte desde el Empire State Building, en mayo de 1931. En el centro se encuentra el edificio 500 Fifth
Avenue (Shreve, Lamb & Harmon, 1931). A la derecha, el Chrysler Building (William Van Allen, 1930). Foto: Ewing Galloway (¿?) De: 
"New York Illustrated. Latest Edition". New York. Manhattan Post Card Publishing Co. 1933.


Epílogo

Con el paso de los años el Empire State Building ha pasado de ser una maravilla de la ingeniería al símbolo de toda una época y uno de los íconos más representativos de la arquitectura del siglo XX. Es el arquetipo del rascacielos por excelencia, modelo para muchos arquitectos quienes diseñaron rascacielos que imitan sus líneas, desde los edificios Cities Service de Nueva York, Altino Arantes de Sao Paulo o la Torre Latinoamericana de la Ciudad de México, hasta torres como el Jim Mao de Shanghai, el 4 Times Square, de Nueva York, e incluso en años recientes, en Guangzhou, China, hay un edificio de arquitectura similar al Empire State.


Un dirigible se acerca al mástil del Empire State Building 
para intentar, sin éxito amarrarse a éste y entregar correo.
30 de septiembre de 1931. Foto: AP/World Wide Photo
De: Gretchen G. Bank. "Master Buildier, 
SKYSCRAPERS"San Diego, Thunder Bay Press, 
2008.
Su solidez y flexibilidad fueron puestos a prueba la mañana del 28 de julio de 1945, cuando un bombardero B-25 de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos se estrelló accidentalmente en el Empire State a la altura del piso 79 matando instantáneamente al piloto y a 14 personas que se encontraban en las oficinas de ese piso en ese momento. Aunque el ataque fue aparatoso, el rascacielos sufrió daños sin importancia que pronto fueron reparados.

Su valor como obra de arte se ha incrementado por los años: En 1931 fue galardonado por el Instituto Americano de Arquitectos (AIA por sus siglas en inglés), en 1981 la ciudad de Nueva York lo designó monumento, en 1982 ingresó en la lista de Sitios Históricos de los Estados Unidos, y en 1986 se le designó Monumento Nacional.

El Empire State es el símbolo de la esperanza en épocas difíciles, dadas las circunstancias en las que fue concebido y construido y testigo de todo tipo de eventos alegres y trágicos. El Empire State Building es un rascacielos de récords: durante casi 40 años el Empire State ostentó el récord del edificio más alto del mundo, título que le fue arrebatado cuando la primera de las Torres Gemelas del World Trade Center original lo rebasó en el otoño de 1970. Fue el mudo testigo del derrumbe de éstas la mañana del 11 de septiembre de 2001, recuperando el título del edificio más alto de la ciudad de Nueva York durante los onces años siguientes, hasta que en abril de 2012 fue superado por la torre One WTC, la esbelta torre de cristal, símbolo de la reconstrucción del nuevo World Trade Center. 


Foto: Anónimo. Tarjeta Postal sin editora.
El Empire State Building ya ni siquiera es el más alto de Midtown Manhattan, el único récord de altura que había conservado en toda su historia: en el otoño de 2014 fue superado por la nueva y delgada torre 432 Park Avenue, rascacielos residencial de 90 pisos y 410 metros de altura. A pesar de todo su valor en la historia de los rascacielos de Nueva York y de la arquitectura es incuestionable, y se muestra hoy, con su fachada e interiores restaurado, orgullosa y altanera en los cielos de Manhattan, como un regalo del hombre del siglo XX a las generaciones del futuro.

BIBLIOGRAFÍA

- Conti, Favio. El Símbolo de la Ciudad de Nueva York. En Las Maravillas del Mundo. Enciclopedia Salvat del Universo Monumental. Volumen 6. Tema. El Empire State Building. España. Salvat Editores. 1985. Págs. 646-647.

- Eric P. Nash.  Manhattan Skyscrapers. New York. Princeton Architectural Press. 1999. Pág. 77.

-  Goldman, Jonathan. The Empire State Building Book. New York, St. Martin Press, 1980. Pág. 46 y 63-66.

-  Ric Burns, James Sanders y Lisa Ades, New York, an illustrated history. Nueva York, Alfred A. Knopf, 1999. Págs. 382, 384, 386.

-  Stern, Robert A.M. Gilmartin, Gregory. Mellins, Thomas. New York 1930. Architecture and Urbanism between the Two World Wars. Nueva York. Rizzoli. 1987. Págs. 57, 63, 81, 85 y 611 al 615.

-  Gretchen G. Bank. Master Builder, SKYSCRAPERS. San Diego, Thunder Bay Press, 2008. Págs. 24, 27, 30.

EN LA RED.

-  Sitio oficial en español del Empire State Building. Click para ir al link.

-  Sobre la restauración: Click para ir al link.

2 comentarios:

  1. soy un fiel seguidor de las historias de los rascacielos de new york desde que conoci tu blog quedo satisfecho con estas historias maravillosas de estos singnificativos monumentos soy muy amante a los rascacielos me gustaria que tambien nos comentaras hacerca de los rascacielos construidos en los años 60 y 70 con el estilo arquitectonico internacional

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  2. Claro que hablaré del Estilo Internacional de mediados del siglo XX, pero todo a su tiempo (y mis compromisos laborales de otra índole me lo permitan). Mientras tanto, pronto hablaré sobre el McGraw-Hill Building de Raymond Hood, un rascacielos de 1931 que, por sus formas y la simplicidad de su arquitectura se le considera un pionero del Estilo Internacional en Manhattan.

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