Foto: Irving Underhill |
Por: Erick Alvarez
La historia del edificio del Bank of Manhattan es la
historia de un rey frustrado: fue concebido como un proyecto especulativo y
pretender ser el edificio más alto del mundo, y sin embargo, sólo quedó en la
intención. Fue protagonista de la más reñida carrera por los cielos, la cual
quedó ganada por el Chrysler Building, y solamente se tuvo que conformar con
ser el rey de los rascacielos de Wall Street.
La historia del
rascacielos del Bank of Manhattan se centra en el clímax del boom de la
construcción del periodo entre guerras en la historia urbana de la ciudad de
Nueva York, y su concepción y construcción refleja la especulación y los
excesos que se vivían en la economía estadounidense a finales de los años
veinte, excesos que la llevaron a la peor crisis económica sufrida en los
Estados Unidos en el siglo XX.
La historia del rascacielos se remonta hasta la fundación
misma de la compañía, en 1799 cuando se fundó la Manhattan Company, una empresa
casi-paraestatal que proveía de agua a la ciudad (entonces en el Bajo
Manhattan), e instaló sus oficinas en el número 40 de Wall Street. Casi
inmediatamente a su fundación la Manhattan Company empezó a involucrarse en el
negocio bancario, pero no se constituyó formalmente como una institución
bancaria hasta el año de 1842, cuando la ciudad obtuvo el control absoluto de
la distribución del agua al erigir el reservorio (presa) Croton (en el sitio
donde hoy se encuentra la Biblioteca Pública de Nueva York, y se formó el Bank
of the Manhattan Company.
Durante los 130 años a partir de 1800, el número 40 de
Wall Street se convirtió en la dirección del cuartel general del Banco de
Manhattan y sus instalaciones fueron creciendo por lo que fue necesario
construir edificios cada vez más grandes para poder cubrir sus necesidades
hasta llegar a finales de la década de 1920 cuando finalmente se decidió por la
construcción de un rascacielos.
Diseño definitivo del Bank of Manhattan Building. Circa 1929. Tarjeta postal. |
Un
gran rascacielos para un gran banco
El edificio del Bank of Manhattan se concibió en 1928
como un proyecto especulativo para alojar las oficinas generales de la
compañía, aprovechando el boom inmobiliario que estaba experimentando la ciudad
de Nueva York y el clima de aparente prosperidad económica de los Estados Unidos
después de la Primera Guerra Mundial. Se trataba del quinto edificio sede de la
compañía y se pretendía construir un edificio que rebasara en altura al
edificio Woolworth, entonces el edificio más alto del mundo.
Los principales inversores y constructores fueron el
banco y la compañía inmobiliaria Starret
Corporation, una empresa cuyos principales propietarios serían también los
contratistas principales del edificio: los hermanos Starret y Eken. El diseño
del edificio quedó a cargo del arquitecto Henry Craig Severance, quien
recientemente había disuelto su sociedad con el arquitecto William Van Allen,
quien ya estaba proyectando el Chrysler Building y los planes de ambos
rascacielos fueron anunciados simultáneamente en una carrera hacia el cielo.
Posteriormente Henry Craig Severance contrató los servicios del joven
arquitecto de origen japonés Yasuo Matsui.
El edificio del Banco de Manhattan se planeó para ser más
alto que el rascacielos que estaba proyectando Van Allen para el empresario Walter
P. Chrysler, en la esquina noreste de la avenida Lexington con la Calle 42.
Finalmente Craig Severance y Matsui solicitaron la
consultoría de la joven firma de arquitectos Shreve & Lamb para revisar el
diseño del edificio, y el resultado se tradujo en el diseño de un edificio
escalonado de piedra en estilo Art Decó con 260 metros de altura (840 pies)
distribuidos en 68 pisos sólo 41 metros por encima de la cima del
Woolworth. Y más importante: sólo dos
pies más altos que el edificio de Van Allen. El costo total de la obra se
estimó en alrededor de 10 millones de dólares.
La demolición de los edificios en el sitio donde se iba a
construir el rascacielos comenzó en mayo de 1928 y casi antes de terminar con
la limpieza de la parcela se iniciaron los trabajos de la cimentación. La
parcela del 40 Wall Street cubría alrededor de dos terceras partes de un acre y
en ese momento su valor rondaba el millón de dólares.
Construcción del edificio del Bank of Manhattan en noviembre de 1929. Foto: Skyscraper Museum |
La
carrera por el cielo
La construcción del rascacielos del Bank of Manhattan
comenzó en mayo de 1929 y duró 11 meses, una hazaña sin precedentes que batió
todos los récords en la construcción de espacios para oficinas. En general, el
edificio es el modelo de la eficiencia norteamericana, desde que los siete
lotes contiguos fueron reunidos secretamente para formar el sitio, y con un
minucioso calendario de construcción, los cuales incluían las fechas para
aplicar los acabados, la carpintería y las instalaciones para el correo.
Mientras la construcción del edificio avanzaba los
arquitectos agregaron más pisos al rascacielos para aumentar su altura y
ganarle al Chrysler Building como el edificio más alto del mundo. Pasó de tener
260 metros (840 pies) y 68 pisos a 283 metros (927 pies) de altura y 71 pisos,
y en lo alto del remate piramidal le fue instalado un pináculo que le aseguró
al Banco de Manhattan el título mundial. Fue tan reñida la competencia entre
los dos rascacielos que la prensa la cubrió como si se tratara de una carrera
de caballos.
Construcción del Chrysler Building, en octubre de 1929. Foto: Anónimo |
Finalmente el reinado del 40 Wall Street duró poco pues Van
Allen y Chrysler tenían un as bajo la manga: en el interior de la cúpula Art
Decó recién instalada del Chrysler Building, se armó en secreto una delgada
aguja de acero inoxidable y, en octubre de 1929, mientras el Bank of Manhattan
reclamaba los cielos de Manhattan, la aguja emergió de su escondite y
automáticamente le dio al Chrysler Building la altura total de 319 metros (1046
pies) convirtiéndolo en el rascacielos más alto del mundo.
Relegado al segundo lugar y después de 11 meses de
construcción, finalmente el 26 de mayo de 1930 (siete meses después del
desastre financiero de octubre de 1929) fue formalmente inaugurada la nueva
sede del Bank of Manhattan con un fastuoso almuerzo en el piso 55 presidido por
el alcalde de la ciudad, Jimmy Walker. El tiempo récord en que se construyó el
rascacielos le valió a la compañía constructora Starret Brothers obtener la
licitación para la construcción del Empire State Building, la obra maestra de
la firma de arquitectos que colaboraron en el diseño del 40 Wall Street:
Shreve, Lamb & Harmon.
El
rey de Wall Street
Algunas características del rascacielos del Banco de
Manhattan son asombrosas. Durante su construcción trabajaron más de 2 mil 300 hombres. El edificio
contiene 45 ascensores automáticos que se mueven a una velocidad de 800 metros
por minutos. Los primeros seis pisos del edificio, en la base, son destinados
para la realización de las operaciones bancarias de la compañía. De los pisos
siete al 64 son destinados a oficinas. Los pisos 65 y 66 son ocupados por el
equipo mecánico que mantiene funcionando al rascacielos. En el piso 68 se
instaló un gimnasio privado y en los pisos 69 y 70 se destinaron a terrazas de
observación para los visitantes. El
Banco de Manhattan se jactaba de que su observatorio era el más alto del mundo
en su tiempo, y era tan amplio que podía acomodar a alrededor de 100 personas.
Las terrazas abrían diariamente y su acceso era gratuito. Lástima que poco
tiempo después fueron cerrados al público ante el éxito apabullante de
observatorios más elevados del Chrysler Building, primero, y posteriormente,
del Empire State.
En términos arquitectónico, el rascacielos del Bank of Manhattan
puede ser considerado como una moderna interpretación del gótico francés,
aunque en su mayor parte, su estilo arquitectónico es totalmente Art Decó. Su
forma escalonada se debe a las restricciones de la Ley de Zonificación de 1916.
Bloques de pisos apilados uno sobre
otro, asimétricamente dispuestos, se elevan aproximadamente la mitad del
edificio reduciendo su superficie conforme va ganado altura. Esta es la base escalonada
del rascacielos, donde en el centro de su parte más alta descuella la torre, de
forma cuadrada, que se eleva 500 pies más hasta culminar en un remate piramidal
de metal de color verde, decorada por veintiún ventanas posicionadas en cada
una de sus cuatro caras. Sobre ella, en la mejor de las tradiciones románticas,
es coronada por una linterna de metal y cristal rematada en pináculos. La
linterna capeada en plata fue diseñada para descomponer los rayos del sol en
colores prismáticos. Como un faro su luz era visible por varias decenas de
millas.
Así, el historiador de arte Eric P. Nash (1999) afirma
que:
“El edificio del Banco de Manhattan es una prueba del
poder de la ornamentación simbólica que hace que un edificio sea recordado por
el público. Sus retranqueos y sus líneas claramente puras son completamente
modernos y, visto desde la calle, el
edificio nos remonta a los audaces dibujos realizados por Hugh Ferriss. Sin
embargo, el remate es de un estilo “retro”: un domo de forma piramidal en
estilo renacentista francés, que remata en una linterna que le da al
rascacielos la apariencia de ser un edificio más antiguo. La pirámide fue el símbolo
del Banco de Manhattan, pero en la década de 1920, todo era novedad, y el
edificio del 40 Wall fue olvidado rápidamente.” (Nash, Eric. 1999. Pág. 61).
Un
rey frustrado
Sin embargo, aunado a su frustrada ostentación como el
edificio más alto del mundo, al ser inaugurada en plena Depresión, el
rascacielos del Banco de Manhattan tuvo una historia accidentada: al ser
inaugurada pocos meses del desastre del mercado de valores de 1929, tuvo
problemas para rentar la totalidad de sus oficinas, lo cual ocurrió hasta 1944.
El 20 de mayo de 1946 un aeroplano C-45 de
la Fuerza Aérea de los Estados Unidos con cinco personas a bordo, en ruta hacia
el aeropuerto de Newark se perdió en medio de la niebla y se estrelló en el
rascacielos a la altura del piso 58 matando a toda la tripulación.
El 40 Wall Street en la actualidad. Foto: Wikipedia. |
En 1955 en Banco de Manhattan se fusionó con el Chase
National Bank para formar el gigante financiero del Chase Manhattan Bank y en
1961 el banco desalojó una gran parte del rascacielos del 40 Wall Street para
mudarse su nuevo monolito de cristal y aluminio de 64 pisos construido por la
firma Skidmore, Owings & Merrill. Para
1982 el edificio fue adquirido por los hermanos Joseph K. y Ralph E. Bernstein, empresarios
inmobiliarios cercanos a la familia del dictador filipino Ferdinand E. Marcos,
pero cuando Marcos fue arrestado, el destino del 40 Wall Street quedó en el
limbo.
Finalmente en 1992, con un 89 por ciento de sus oficinas
vacantes, el antiguo edificio del Bank of Manhattan fue adquirido por Donald
Trump por una suma de alrededor de 80 millones de dólares. Y en un plan para
convertirlo en un rascacielos de oficinas de primer orden, Trump comisionó la
remodelación del edificio al arquitecto Der Scutt, quien remodeló el lobby y el
remate del edificio para darle un aspecto posmoderno, trabajos que culminaron
en 1995 y el edificio fue rebautizado como el “The Trump Building”.
BIBLIOGRAFÍA
-Norval White, Elliot
Willensky, “AIA Guide to New York City”.
New York American Institute of Architects, New York Chapter/McMillan, 1968.
Pág. 19.
- Eric P. Nash, “Manhattan Skyscrapers”. New York.
Princeton Architectural Press, 1999. Pag. 61.
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Knopf. 1981. Págs 82-83
-Joseph J. Korom, Jr.
“The American Skyscraper 1850-1940. A
Celebration of Height”. Boston, Branden Books, 2008. Págs. 402-404.
-Stern, Robert A. M.,
Gilmartin, Gregory, Mellins, Thomas.
“New York 1930. Architecture and Urbanism Between the Two World Wars”. New
York. Rizzoli. 1987. Págs. 603-606.
-The Manhattan Company. The Skyscraper Museum. Click para ver artículo.
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