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martes, 11 de febrero de 2014

EL CHRYSLER BUILDING, EL DIAMANTE DE NUEVA YORK (Segunda Parte)

Los edificios Chanin y Chrysler en el otoño de 1930. Foto: Anónimo.
De: Willis, Carol. “Form Follows Finance. Skyscrapers and Skylines in New York
and Chicago”. 
(New York. Princeton Architectural Press. 1995).


Por: Erick Álvarez.

El Chrysler Building oficialmente abrió sus puertas el 27 de mayo de 1930 con una gran ceremonia presidida por Walter P. Chrysler y el público inmediatamente quedó cautivado por el rascacielos en todos los aspectos: fachada, murales, lobby y especialmente, por su remate Art Decó. El edificio fue un éxito total en el aspecto económico y a pesar de la Depresión económica desatada meses antes, para mediados de 1930 se habían alquilado la mayor parte de sus oficinas, siendo la compañía petrolera texana Texaco  la principal inquilina. 

A continuación hablaremos un poco de sus principales características arquitectónicas.



Vista nocturna del Chsrysler Building desde
Lexington Avenue. Circa. 1930. Foto: Samuel
H. Gottscho
. De: Donald Albrecht. "The Mithic City.
Photographs of New York by Samuel H. Gottscho,
1925-1940"
(New York. Museum of the City of
New York-Princeton Architectural Press. 2005).
El Diamante de Nueva York

La masa del edificio Chrysler sigue los parámetros dictados por la Ley de Zonificación 1916. Se compone de una base de cuatro cuerpos escalonados que van reduciéndose conforme el rascacielos va aumentando su altura hasta llegar al piso 30. Luego sigue un cuerpo central, de aproximadamente 30 pisos de altura, que separa la base de la corona del edificio. Y finalmente, el remate se compone por  siete cúpulas elaboradas de acero inoxidable que disminuye poco a poco su grosor hasta culminar con una aguja.

La fachada, de la primera etapa de la base, está decorada con líneas entrecruzadas y grecas que rodean las ventanas que recuerdan canastas.

Es de llamar la atención los dibujos elaborados al estilo mosaico en ladrillos de colores blanco y negro que representan los automóviles que fabricaba la Chrysler en ese entonces y en dicho mosaico, en las ruedas se colocaron los tapones originales de los modelos Chrysler de 1929. Estos dibujos se encuentran en el piso 31. Las cuatro esquinas que rematan la base se cocaron cuatro figuras aladas de acero inoxidable que representan las alas del dios griego Mercurio, que adornaban los radiadores de los automóviles Chrysler de 1929.


El Chrysler Building. Foto:
Anónimo. D: "Pictorial Souvenir of
New York" (
New York.
Geographia Map Co. 1944).
La fachada del cuerpo central, entre los pisos 31 a 60, está decorada con líneas horizontales en ladrillo negro que cruzan las ventanas y se encuentran en el centro de la fachada, y la secuencia se repite en todas las caras de la torre.

Sin embargo, lo más atractivo del cuerpo central del rascacielos son las ocho gigantescas águilas de estilo Art Decó que, como gárgolas, flanquean la base de la corona del Edificio Chrysler, en el piso 61. Estas esculturas de acero Nirosta fueron diseñadas por Chesley Bonestell, un íntimo amigo de Van Allen, y se colocaron en la etapa final de construcción del rascacielos y, con su mirada amenazadora, y como si cuidaran una catedral medieval, dominan los cielos de Manhattan (hasta que se terminó el Empire State Building).

Por último llegamos al famoso remate, compuestas por siete cúpulas colocadas una sobre otra, las cuales van reduciendo de tamaño conforme van ganando altura hasta llegar a la puntiaguda aguja.  Cada una de las cúpulas está ricamente decorada con ventanas de forma triangular simulando rayos solares que brillarían en las noches gracias a un potente diseño de luces que originalmente se instalarían en el momento de terminar el edificio, y el cual fue cancelado como consecuencia de la Depresión. No fue sino hasta 1981 cuando pudo concretarse instalar la iluminación nocturna original, la cual se puede disfrutar actualmente.


Detalle del remate del Chrysler Building, en esta
imagen de principios de 1930. Foto: Anónimo.
De: David Stravitz "New York, Empire City 1920-
1945"
 (New York. Harry N. Abrahams, Inc. 2004).
La superficie de la corona del Chrysler fue elaborada con acero tipo Nirosta, una aleación de hierro, cromo y níquel, el cual le ofrecía una gran resistencia a la corrosión frente a los agentes ambientales además de no necesitar mantenimiento durante largos periodos de tiempo. Esta fue la primera vez que se utilizó una variedad de acero inoxidable a gran escala en la fachada de un rascacielos.

Interiores

El lobby es uno de los elementos más distintivos de este rascacielos, que al momento de inaugurarse era el edificio más alto del mundo. De forma triangular, está ricamente decorado con mármoles africanos y granito procedente de diferentes partes del mundo, como Marruecos, Francia, Bélgica, así como ónix procedente de México y piedra de ceniza del Japón. En cuanto a la iluminación el vestíbulo es todo un trabajo de luz y color en el que William Van Allen empleó la teatralidad en un punto máximo gracias al conjunto de sus lámparas de araña, los azulejos, el uso del mármol rojo para las paredes y las columnas, así como el uso del acero inoxidable para la ornamentación, pero el elemento más importante es el gigantesco mural de 36 metros de largo por 26 de ancho elaborado por Edward Trumbull, que representa imágenes del progreso, los transportes y la energía, y en el techo se observa un fresco en el que la figura principal es el propio Chrysler Building, que se eleva sobre las nubes y da la bienvenida a sus visitantes.


El lobby del Chrysler Building. Foto: Lincoln.
De: Stern, Robert A.M. Gilmartin, Gregory. Mellins,
Tomás. "New York 1930. Architecture and Urbanism
between the Two World Wars"
(Nueva York. Rizzoli.
1987).
Las puertas de los 32 elevadores con los que cuenta el rascacielos, están  elaboradas con madera noble procedente de Estados Unidos y de otras partes del mundo  y están ricamente decoradas con motivos Art Decó que le imprimen una extraordinaria belleza. Cada cabina, en su interior presenta elementos geométricos distintos que rompen con la monotonía y que es un deleite a la vista. Todos los elevadores sirven para transportar a los trabajadores a sus oficinas, excepto uno: el de uso exclusivo de Walter P. Chrysler y lo conducía directamente del lobby hasta su oficina en el piso 65.

En uno de los extremos del lobby, en 1937 se instaló una sala de exposiciones en un estilo que transitaba entre el Art Decó y la primera fase del Estilo Internacional, y el cual mostraba al público los últimos modelos de autos de la Chrysler.

El comedor privado de Walter P. Chrysler, estaba decorado con relieves en vidrio policromado, que representaban a los trabajadores de la industria automotriz. Texaco tenía un salón privado en donde se mostraban murales que representaban refinerías y todo lo relacionado a la industria del petróleo.


El Cloud Club. Foto: Anónimo. De: Stern,
Robert A. M., Gilmartin, Gregory, Mellins, Thomas.
"New York 1930. Architecture and Urbanism
Between the Two World Wars"
(New York. Rizzoli.
1987).
Cloud Club

El famoso Cloud Club era un exclusivo club y restaurante ubicado en los pisos 66, 67 y 68 del Edificio Chrysler. Creado a instancias de la Texaco y la Chrysler y diseñado por el propio William Van Allen, para atender las necesidades alimenticias de sus altos ejecutivos, el club fue inaugurado en julio de 1930, y durante casi 50  años fue uno de los clubs más exclusivos de Manhattan en donde se reunían los hombres más poderosos de la ciudad, y del mundo hasta que por falta de clientes fue cerrado al público en 1979 y se mantiene en el abandono hasta hoy. Durante su etapa de esplendor este club ofrecía impresionantes interiores Art Decó, en donde se hacía énfasis a los logros de la industria del automóvil. Era famoso por sus murales, de los cuales destacaba en la cara norte un fresco que representaba una vista aérea de Manhattan de aquel entonces.




El observatorio. Foto: Anónimo. De: Stern,
Robert A. M., Gilmartin, Gregory, Mellins, Thomas.
"New York 1930. Architecture and Urbanism
Between the Two World Wars"
(New York. Rizzoli.
1987).
Viaje Espacial

Localizado inmediatamente arriba del Cloud Club, se encontraba la sala de observación del Chrysler Building, el cual estaba decorado con motivos astronómicos representados en estilo Art Decó, totalmente diseñados por William Van Allen.

Las paredes estaban decoradas con rayos solares y con un fondo nocturno salpicado de estrellas. Como cereza del pastel del techo pendían hermosas y originales lámparas Art Decó que representaban en vidrio al planeta Saturno con sus anillos dando al visitante una sensación de estar cerca de las estrellas.

Esta sala de observación ofrecía vistas espectaculares de la ciudad de Nueva York, y por unos meses gozó de gran popularidad, pero desgraciadamente fue perdiendo terreno ante los observatorios de los pisos 86 y 102 del Empire State Building, construido poco después, y ante la falta de visitantes y de ingresos, el observatorio cerró sus puertas en 1945 y en los últimos años ha sido reacondicionado como espacios para oficinas.


El Chrysler Building (izquierda)  y sus alrededores
en 1948. Nótese el deterioro de la fachada por
causa de la contaminación y la falta de
mantenimiento. A la izquierda se alza el Daily
News Building. Foto: Ewing Galloway. De:
Enciclopedia Cultural. Vol. 11 (México,
Unión Tipográfica Editorial Hispano Mexicana,
1957).
Caída y Renacimiento

Pocos meses después de haber concluido el rascacielos, en el verano de 1930, William Van Allen se dispuso a cobrar sus honorarios a Chrysler, las cuales representaban el 6 por ciento de los ingresos totales de la obra, pero Chrysler se negó a pagarle porque sospechaba que Van Allen había cobrado comisiones de las compañías constructoras además de que no ambas partes no celebraron contrato por escrito. Como no se demostró que se cobraron las comisiones Van Allen demandó a Chrysler y logró obtener una orden de embargo del edificio.

Finalmente ambas partes llegaron a un acuerdo, pero el daño ya estaba hecho. Al poner en riesgo su prestigio al denunciar a su principal mecenas, Van Allen nunca se recuperó y murió en 1954, a los 71 años, casi en el olvido, sin recibir en vida el reconocimiento de su obra. Walter P. Chrysler murió en 1945 y a partir de 1953 la familia Chrysler fue vendiendo paulatinamente sus participaciones y derechos en el edificio. Para 1961 la fachada del edificio había sufrido los estragos de la falta de mantenimiento, la contaminación ambiental y las filtraciones por lo que fue sujeta a una extensa restauración que culminó en la primavera de 1962, y que le devolvió su esplendor original. Aun así, la integridad del rascacielos seguía en riesgo: sus inquilinos lo abandonaban para ocupar nuevos y modernos edificios o se mudaban a los suburbios y para los años setenta el Cloud Club carecía de socios y acabó por desaparecer. Incluso, a comienzos de esa década el rascacielos llegó a ser clausurado.


El Chrysler Building a comienzos de la
década de 1980. Foto: Robert Van Der Hilst.

De: Bill Harris. "New York. City of Many
Dreams" (New York. Crescent Books, 1983).
Su salvación llegó al  ser declarado Monumento Nacional, en 1976, y desde entonces, el Chrysler Building ha experimentado un renacimiento que lo ha llevado a recuperar su esplendor y gloria. A partir de 1978 empezó su restauración con el vestíbulo, el cual le fue devuelto su aspecto original. En 1981 fue instalado el juego de luces en las ventanas triangulares de la corona, que estaban contempladas en el diseño de 1930 y que desde entonces iluminan la torre por las noches. 

Pero no fue hasta 1998 cuando se inició un exhaustivo trabajo de restauración de la fachada patrocinada por el entonces propietario del edificio, Tishman Speyer Properties. Los trabajos realizados por la empresa LZA Technologies contemplaron la sustitución de los ladrillos dañados por nuevos bloques elaborados con los materiales y piedras originales, reparación y sustitución de los elementos dañados del remate de acero Nirosta y reparación de las filtraciones de ésta, así como limpieza y pulido de los elementos escultóricos y modernización de la iluminación nocturna. Los trabajos duraron cuatro años y para la primavera de 2002, el Chrysler Building renacía en todo su brillo y esplendor como se dio a conocer aquel 27 de mayo de 1930.

BIBLIOGRAFÍA

-Stern, Robert A.M. Gilmartin, Gregory. Mellins, Tomás. "New York 1930. Architecture and Urbanism between the Two World Wars". Nueva York. Rizzoli. 1987. Pág. 603-610.

-Korom, Jr, Joseph J., “The American Skyscraper 1850-1940. A Celebration of Height”. Boston, Branden Books, 2008. Págs. 413-418.

- Goldberger, Paul. “The Skyscraper”. New York. Alfred A. Knopf. 1981. Págs 79-83.

- Nash, Eric P. “Manhattan Skyscrapers”. New York. Princeton Architectural Press, 1999. Pag. 63-65.

-Reynolds, Donald Martin. "The Architecture of New York City. History and Views of Important Structures, Sites and Symbols". New York. Macmillan. 1984.  Pág. 234-239.

EN LA RED:

-Chrysler Building. Guía de Nueva York.com.  http://www.guiadenuevayork.com/chrysler-building. Visitado el 30 de enero de 2014.


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