Por: Erick Alvarez
Para 1952 el perfil de rascacielos que forma el skyline de Manhattan todavía conserva el aspecto que preservó desde la época de la Depresión. Sin embargo, la construcción de nuevos edificios de oficinas, oficiales y residenciales cada vez se hace más frecuente y poco a poco comienzan a asomarse los primeros signos de la transición hacia un perfil urbano moderno.
1952 marca uno de los hitos en los anales de la arquitectura, no sólo dentro de la ciudad de Nueva York y en los Estados Unidos, sino a nivel mundial: Por un lado, se terminan los edificios del conjunto sede de las Naciones Unidas con la apertura del majestuoso edificio de líneas futuristas de la Asamblea General, donde se reflejan, junto con el Secretariado (inaugurado dos años antes) la influencia que ejerció Le Corbusier en el proyecto. Por el otro, en la esquina noroeste de Park Avenue con la Calle 53 se termina el esbelto paralelepípedo de cristal verde oscuro del Lever House, sin duda, la obra maestra del arquitecto Gordon Busnhaft, que consolida la arquitectura moderna en la ciudad, pero sobre todo, convirtiéndose en uno de los más valiosos referentes de la arquitectura del siglo XX creando un nuevo lenguaje del rascacielos para el uso corporativo, abanderando, además, la espectacular transformación que experimentará Park Avenue durante la posguerra que la convertirá en el primer corredor de cristal y acero de la ciudad.